Para dar una clase
oral debemos crear un buen ambiente en el aula, y esto lo crea el profesor con su actitud, este ambiente motivará la
participación de los estudiantes. Y Laura nos decía que en una clase oral “El primero que debía
tener ganas de hablar era el profesor”.
Es difícil aprender
una lengua, pero… si quien enseña la lengua lo hace con
cierto humor, le damos confianza a nuestros estudiantes, estarán
motivados, memorizarán mejor, tendrán menos estrés... tanto ellos como el
profesor saldrán beneficiados.
A parte de tener
una buena actitud y humor, debemos buscar y tener un contacto
visual con cada estudiante, como si fuéramos un ventilador que gira de
derecha a izquierda, buscando la aprobación de todos y haciéndoles ver que
todos son importantes.
Un profesor debe anunciar todo lo que se hará en el aula,
explicando con claridad la consigna y el objetivo de la actividad que se llevará a cabo.
Planificar es de suma importancia, siempre hay que preparar las clases y no llegar a improvisar, preparar los materiales que vamos a utilizar, coordinar las pausas, etc. y luego con el tiempo y la experiencia, tendremos el tiempo en nuestra cabeza. (hasta magos nos volveremos, Laura nos lo demostró, porque sin mirar el reloj, supo decirnos aproximadamente que horas eran en ese momento 👀).
Trabajar diferentes
tipologías textuales y diferentes contextos sabiendo que no todos los temas se
pueden tratar, Los temas deben despertar el interés del estudiante.
El profesor debe
ser el moderador o nombrar a alguien del aula para que lo sea, para que cada
estudiante intervenga de una manera ordenada, dándole oportunidad a todos,
sabiendo que hay alumnos que son tímidos y otros muy extrovertidos; para que el
debate fluya de una manera tan natural que se pierda por momento la realidad de
que estamos en el aula.
Al final de la clase debemos sacar conclusiones, guiándoles a que utilicen la gramática y el vocabulario, resaltando los marcadores pautados para la clase.
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